La antimateria se caracteriza por estar formada por las antipartículas (o "cómplices") de las partículas que se comparan en la materia "normal". Cantidades minúsculas de antipartículas se crean día a día en los pedales de gas de las moléculas -la creación falsa de todas ellas ha sido de un par de nanogramos- y en ciclos regulares como los impactos de grandes rayos y algunos tipos de podredumbre radiactiva, pero sólo una pequeña parte de ellas se han unido eficazmente en los exámenes para dar forma a los antiátomos. Ninguna medida naturalmente visible de antimateria se ha reunido en ningún momento debido a los supercostes y problemas de creación y cuidado.
Hipotéticamente, una molécula y su antipartícula (por ejemplo, un protón y un antiprotón) tienen una masa similar, pero una carga eléctrica inversa y diferentes contrastes en los números cuánticos.
Un impacto entre cualquier molécula y su enemigo de molécula cómplice provoca su demolición común, dando lugar a diferentes extensiones de fotones extraordinarios (rayos gamma), neutrinos y, de vez en cuando, encuentros de moléculas antipartículas menos enormes. La mayor parte de la energía absoluta de destrucción surge a través de la radiación ionizante. En el caso de que se disponga de materia envolvente, el contenido energético de esta radiación se consumirá y se transformará en otros tipos de energía, como la intensidad o la luz. La cantidad de energía entregada suele corresponder a la masa absoluta de la materia y la antimateria impactadas, según la destacada condición de igualdad masa-energía, E=mc2.
Las partículas de antimateria se unen entre sí para dar forma a la antimateria, del mismo modo que las partículas comunes se unen para enmarcar la materia típica. Por ejemplo, un positrón (la antipartícula del electrón) y un antiprotón (la antipartícula del protón) pueden enmarcar una partícula de antihidrógeno. Los núcleos de antihelio se han entregado de forma engañosa, aunque con problemas, y son los enemigos más alucinantes de los núcleos observados hasta ahora. Las normas actuales muestran que los núcleos nucleares de antimateria desconcertantes son concebibles, así como los enemigos de partículas relacionados con los componentes compuestos conocidos.
Hay pruebas sólidas de que el universo perceptible está hecho esencialmente de materia habitual, en lugar de una combinación equivalente de cuestión y antimateria. Esta desigualdad de materia y antimateria en el universo perceptible es una de las cuestiones extraordinariamente desconcertantes de la física. El ciclo por el que se crea este desequilibrio entre partículas de materia y antimateria se denomina bariogénesis.
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